Si piensa que mientras menos
comidas ingieras más peso perderá y por eso opta por no desayunar lea el
siguiente artículo:
Existe evidencia científica que ha demostrado que las personas que no
desayunan ganan más peso que aquellas que sí lo hacen.
Esto por una razón muy sencilla,
al despertar en la mañana nuestro combustible o fuente de energía “el azúcar” o
mejor dicho la glucosa, está en los niveles más bajos, toda vez que se hace
cualquier movimiento físico o al pensar durante cualquier función cognitiva,
necesitamos de ese combustible:azúcar.
Si la persona indistintamente de la edad, no ha desayunado y sigue consumiendo
la poca reserva que queda en la sangre, se activan las señales de alerta y el
cerebro responde solicitando ingerir alguna fuente de azúcar.
En este punto de la explicación,
la persona que ya salió de casa suele tomar lo que tiene al alcance, por
ejemplo una galleta dulce o salada que al fin de cuentas es una harina refinada
que rápidamente llega en forma de azúcar a la sangre y de la misma manera se
agota y el organismo pide más. De bocadillo en bocadillo se llega al almuerzo
con una ingesta total de calorías que suele ser mayor a lo que representa un
adecuado desayuno balanceado.
Pero los beneficios del desayuno
no se limitan al tema del control de peso sino que contribuye con un mejor
rendimiento físico y mental. El cerebro consume el 20% del total de la energía
que viene de los azúcares ingeridos para poder funcionar, la persona que no
desayuna puede tener problemas de atención, concentración, presentar
agotamiento o somnolencia en momentos que debería estar alerta. Por otro lado,
si se dispone a ejercitarse sin reserva de energía probablemente su rendimiento
físico sea muy bajo y presente síntomas de hipoglicemia.
Ahora bien, conociendo algunos de
los beneficios del desayuno y entendiendo que las fuentes de azúcar son
importantes, lo que queda detallar es qué debe contener un desayuno.
En síntesis el desayuno debe
incluir un alimento que ofrezca energía
pero que se utilice gradualmente. Estos son alimento fuente de cereales no
refinados e integrales, granos o tubérculos, por ejemplo: ½ taza de hojuelas de
cereal bajo en azúcar y rico en fibra, 1 taza de avena o quinua, 1 pan integral
mediano o 3 rodajas de camote sancochado.
Además de esto, se necesita una
fuente de proteína de fácil
digestión para mantener la agilidad del día por ejemplo: 1 unidad de huevo o 6
unidades de huevo de codorniz, 30 a 50 gramos de queso fresco, o 1 taza de
leche o yogurt o incluso media lata de atún.
La fruta no debe faltar, son fuente
de vitaminas, minerales y fibra pero además aportan azúcares que se
utilizan rápidamente. Por esta última razón es más recomendable optar por la
fruta entera con cáscara o picada (1 taza es suficiente), en lugar de la fruta
licuada en jugo o extracto.
El desayuno se puede complementar
con otros alimentos fuente de aceites
naturales y saludables por ejemplo: la palta, aceite de oliva, aceitunas o
nueces. Estos pueden incluirse en porciones pequeñas (30 gramos
aproximadamente). Sumado a estas recomendaciones generales, hay que considerar
las condiciones individuales de cada persona. Si hay sobrepeso o bajo peso, la
composición se mantiene pero la cantidad puede variar. Lo mismo si somos
sedentarias o personas activas o si existe alguna condición de salud.
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